El inventario del Archivo Municipal de Hinojos se encuentra publicado en la serie dedicada a los archivos municipales onubenses, con el número 40, hace ya 40 años. No obstante, dedicaré unas líneas a comentar algunos de los fondos del mismo que interesan a los lectores de esta bitácora, los relacionados con la genealogía y la historia familiar.
Como en la vecina Almonte, las actas capitulares se conservan desde el último tercio del siglo XVI. Los cuatro primeros legajos abarcan los siglos XVI y XVII y los cuatro siguientes, el siglo XVIII y, tal y como se indica en el inventario se incluyen entre sus páginas, además de los habituales nombramientos y elecciones de cabildo, expedientes de quintas, autos civiles o autos de residencia; a estos hay que sumar otros 30 legajos que, desde 1782, dan continuidad a la serie hasta el siglo XX.
De indudable interés para la genealogía, nos encontramos con un único legajo (197) que conserva el conocido como pre-registro civil, desde 1844, así como varios legajos con padrones y censos, desde 1663 y hasta 1975, y quintas, desde 1636 a 1824 y, a partir de 1826, con periodicidad hasta 1971 (leg. 202-223). A todo ello, hemos de añadir testimonios y certificaciones de salud, vecindad, consentimiento de casamiento, etc… en el legajo 129, con una amplia cronología (1569-1980).
Por último, dentro de la sección de rentas y exacciones, con legajos con amplias cronologías (leg. 528-, desde el siglo XVI y hasta la primera mitad del siglo XIX, destaca el Catastro de Ensenada (leg. 558, incompleto, bajo el nombre de “documentación relativa a la Contribución Única”, 563 y 564), y los expedientes de contribuciones de todo tipo (de pecho y servicio real, de alcabalas, cientos y millones, de servicio ordinario y extraordinario, de paja y utensilios, de rentas provinciales, etc…) y los padrones de contribución territorial, rústica, urbana e industrial de mediados del siglo XIX (legajo 565 y siguientes).
Y en estos días en los que se habla mucho sobre Doñana, debo decir que sobre la legua innovada, la Marisma Gallega y el Lomo del Grullo, que fue lo que me llevó a consultar aquel archivo municipal, hay más que suficiente.