Haciendo expurgo de fotocopias de archivos, me encuentro con un curioso expediente, procedente del Archivo Histórico Nacional, en el que el mallorquín D. Rafael Pou, doctor en derecho y cerero (sucrer en catalán), solicita un privilegio de nobleza en los últimos años del reinado de Carlos III.
Basaba su petición en la Real Cédula, de 18 de marzo de 1783, en la que se declaraba “que no solo el oficio de curtidor, sino también los demás artes y oficios de herrero, sastre, zapatero, carpintero y otros a este modo son honestos y honrados y que el uso de ellos no envilece la familia ni la persona del que los ejerce, ni las inhabilita para obtener los empleos municipales de la república en que estén avecindados los artesanos o menestrales que los ejerciten y que tampoco han de perjudicar las artes y oficios para el goce y prerrogativas de la hidalguía (…)” y en la que se contemplaba la posibilidad de que el Consejo de Castilla “cuando hallare que en tres generaciones de padre, hijo y nieto ha ejercitado y sigue ejercitando una familia el comercio o las fábricas con adelantamientos notables y de utilidad al estado me propondría (según le he prevenido) la distinción que podrá concederse al que se supiere y justificare ser director o cabeza de la cual familia que promueve y conserva su aplicación sin exceptuar la concesión o privilegio de nobleza si le considerase acreedor por la calidad de los adelantamientos del comercio o fábricas (…)”.
Comienza entonces una larga exposición de motivos en los que la limpieza de sangre del linaje de los Pou, que se remontaba hasta su quinto abuelo, y la dilatada experiencia de dicho linaje en el gremio de la cerería, constituían las razones que justificarían el ennoblecimiento del Dr. Rafael Pou, cuyos bienes era “superabundantes para mantener sin ejercer arte alguno mecánico pues el de cerero lo cuidan sus oficiales”.
En su pedimento, firmado ante el Corregimiento de la Ciudad y Reino de Mallorca, el 31 de marzo de 1784, además de referirse a la limpieza de sangre de su linaje, afirmaba que su abuelo, mosén Rafael Pou, “a principios de este siglo [XVIII] inventó la fábrica de limpiar las ceras amarillas de aquellas suciedades que traen de su origen, como trabajadas de la primera fundición por los cosecheros, gente la mayor parte grosera en este trabajo y en particular entre los de la África, tierras muy abundantes de este género por razón de su situación, fabricadas por aquellos salvajes en sus tierras o montes”, la cual, entre otras razones, simplificaba el trabajo de los cereros, abarataba los costes de transporte y producción y eliminaba otros de personal, evitaba posibles perjuicios debidos a la meteorología y, lo más importante, permitía la producción durante todo el año.
Había inventado mosén Pou otras tres fábricas: una “para refinar la cera blanca del primer punto al último o grado superior de que carecían en Mallorca los cereros hasta dicha nueva invención”; “otra fábrica para sacar ceras de las heces que por razón de sus fundiciones se encuentran en el tiempo de su blanqueo de las mismas ceras”; y, por último, “otra fábrica para sacar cera de las heces de los panales de la miel vulgo serruts después de que el cosechero los ha abandonado por haber sacado ya toda la que pudo cuya cera pasada para blanqueo, llega el punto inmediato de la que se llama cera virgen, que es la que se refina”. La primera motivó el aumento de los ingresos por derechos de aduana gracias a la introducción de una mayor cantidad de heces extranjeras. La segunda evitaba la importación del extranjero a altos precios. Y la última aprovechaba al máximo la materia prima y no generaba residuos.
Los Pou, que junto a Campamar se contaban entre los hombres de honor del año 1515 según un testimonio del ayuntamiento de Artà, “se llamaban mosén, honor y discretos como se ha visto en los instrumentos y papeles antiguos y del otro siglo auténticos de su casa (…) [y que] solo se daban en aquellos tiempos a sujetos de antigüedad, limpieza, honor y estimación y que vivían con esplendor y opulencia como los nobles o a sacerdotes (…) [y que] han casado siempre con personas de antigüedad, limpieza de sangre, honor y estimación, como son Crespí, Campamar, Beranguer, Barceló, Oliva y Vidal, figurados en el árbol genealógico (…) [y que] se han visto eclesiásticos, curas, religiosos, religiosas y familiares del Santo Tribunal de la Inquisición y que han tenido encargos competentes a su estado de la mayor confianza y distinción (…) [para lo que] ha de proceder información de limpieza de sangre de padres y abuelos paternos y maternos.”
Forma un capítulo especial la pertenencia de los Pou al Colegio de Cereros y Dulciarios, vulgo sucrers, en el que, según sus estatutos, no podían ingresar “descendientes de moros, judíos ni bastardos bajo la pena de diez libras”. Esa era la teoría. En la práctica, no podían ingresar descendientes de judíos pero sí los “de casta de moros hasta el séptimo grado” y, por línea bastarda, hasta el tercero grado. Dicho colegio realizaba, en primer lugar, unas pruebas secretas y, si no había defecto o tacha en el linaje del aspirante, se llevaban las pruebas ante el Magnífico Vaguer.
Fueron testigos en la información de la limpieza de sangre D. Juan Bover, D. Nadal Espinosa, D. Pedro Ramis y Cugullada y D. Jerónimo Nadal, doctores en ambos derechos, y este último también relator de la Audiencia del Reino de Mallorca; D. Pedro Fullana y D. Pedro Miguel Roig, notarios y escribanos públicos; Pedro Juan Aller y Bosch; Jaime Rosell y Francisco Puigcerver, cónsules mayor y menor, respectivamente, del Colegio de Cereros; Antonio Sancho y Antonio Bover, cereros; y Pedro Onofre Coll y Baró, prohombre del Colegio de Cereros.
Genealogía
I.- (Mosén) Rafael Pou, descendiente de Gabriel Pou, hermano de Jaime Pou (1515). Casado con Nicolasa N. Fueron padres de:
II.- (Mosén y Honor) Martín Marcos Benito Pou, sucrer-cerero. Natural de la ciudad de Palma, 1582. Fallecido en 1629 y sepultado en el Convento de Santo Domingo de dicha ciudad. Sorteado por la clase de Consejero de Palma en 1621, en el que “se admitían en este número solamente los sujetos de honor y distinción”. Casado en segundas nupcias en Palma, 1604, con Jerónima Vidal, hija de Jaime Andrés Vidal y Bárbara. Fueron padres de:
- Sor Catalina Pou Vidal, terciaria mantelada de la Orden de Santo Domingo o beata del hábito de Santo Domingo.
- Martín Pou, que sigue.
III.- Martín Pou, sucrer-cerero. Natural de la ciudad de Palma, 1616. Fallecido en 1654 y sepultado en el Convento de Santo Domingo de dicha ciudad. Casado en la misma ciudad en 1634 con Catalina Ana Oliva, hija del honor Juan Antonio Oliva, mercader y Catalina Falcó. Fueron padres de:
IV.- (Señor y Discreto) Martín Pou Oliva, sucrer-cerero. Natural de la ciudad de Palma, 1636. Fallecido en 1692 y sepultado en el Convento de Santo Domingo de dicha ciudad. Casado en primeras nupcias con Margarita Babiloni, o Margarita Vadell, con quien fue padre de Martín Pou, cerero, natural de Palma, 1661, sorteado por la clase de jurado de la ciudad de Palma el 24 de mayo de 1708, con el tratamiento de Magnífico. Casado en segundas nupcias en Palma, 1673, con Catalina Barceló, hija de Juan Barceló y Catalina Coch, y viuda de Onofre Llobet. De este segundo matrimonio, nació:
V.- Rafael Pou Barceló, sucrer-cerero. Natural de la ciudad de Palma, 1677. Fallecido en 1741. Casado en la misma ciudad en 1697 con María Ana Berenguer, hija de Cristóbal Berenguer, mercader, y María Ana Escoto. Descendía del predio Son Barraquer y de Son Cunill. Fueron padres de:
VI.- Martín Pou, sucrer-cerero. Natural de la ciudad de Palma, 1708. Familiar del Santo Oficio de la Inquisición, siendo aprobadas sus pruebas de sangre en 1740. Casado en Palma, 1731, con Juana Campamar, natural de Palma, 1704, hija de Juan Campamar y Catalina Terrasa; medio hermana de D. Pedro Campamar (hijo de Catalina Balle), presbítero y notario de secuestros del Santo Oficio de la Inquisición. Fueron padres de:
VII.- D. Rafael Pou, sucrer-cerero. Natural de la ciudad de Palma, 1735. Doctor en Derecho. Casado en 1764 con Doña Margarita Crespí, natural de Artà, 1744, hija de Pedro Crespí y Antonia Masanet. Fueron padres de:
VIII.- Martín Pou. Natural de Palma, 1765.
Todos los datos proceden del Archivo Histórico Nacional, Consejos, 22939, exp. 2. Copia auténtica de la información de limpieza de sangre del Dr. D. Rafael Pou y sus ascendientes, recibida a instancia del mismo. Año de 1784.