Recuerdo perfectamente aquellas clases de Tendencias historiográficas actuales II en las que el profesor Moreno Alonso (antes lo había ha hecho Mercedes Gamero en su asignatura homónima del primer cuatrimestre), hablaba maravillas sobre El queso y los gusanos, de Carlo Ginzburg, una obra clave de esa tendencia historiográfica conocida como microhistoria. Hoy hablaré de otro clásico, pero de historia familiar, y escrito por la madre de Ginzburg hace ya 60 años: Léxico familiar.
Publicada originalmente en 1963 por Giulio Einaudi Editore, ha sido editada por Lumen60, de Penguin Random House Grupo Editorial, con traducción de Mercedes Corral y prólogo de Elena Medel, y me encanta la nota preliminar de la autora, Natalia Ginzburg: «Todos los lugares, hechos y personas que aparecen en este libro son reales. Nada es ficticio. (…) Y es que este libro, aunque haya sido extraído de la realidad, debe leerse como se lee una novela, es decir, sin pedir más, ni menos, tampoco, de lo que una novela puede ofrecer.»
Como ella misma nos dice, no es su historia, sino la de su familia, la familia Levi, de origen judío, en Florencia, en Sassari, Cerdeña, en Palermo, Sicilia, en Turín… «pero solo en parte, porque la memoria es débil (…) cuando el fascismo parecía que iba a acabar pronto (…) [pero] el fascismo no tenía aspecto de ir a acabar pronto. Al contrario, parecía que no iba a acabar nunca.”
Por sus páginas desfilan sus padres, él, Giuseppe Levi, admirador del “socialismo, Inglaterra, las novelas de Zola, la fundación Rockefeller, la montaña y los guías del Valle de Aosta”, que había participado en la Gran Guerra como oficial médico y quien creía que no había nada que hacer contra el fascismo; ella, Lidia Tanzi, amante del “socialismo, la poesía de Paul Verlaine y la música”, pensaba que algún día alguien haría caer a Mussolini; y sus hermanos. Ella era la última de cinco.
Además de las personas que trabajaban en su casa y los amigos más cercanos, los López, los Terni y los Olivetti, también se cita a buena parte de los antifascistas más conocidos: físicos como Franco Rasetti, pintores como Casorati, poetas como Cesare Pavese, editores como Giulio Einaudi, ensayistas como Chiaromonte, filósofos como Felice Balbo, historiadores como Salvatorelli o Guglielmo Ferrero, políticos como Togliatti, Lussu o Nenni. Muchos de ellos fueron fundadores o miembros del Partido de Acción; otros, exiliados durante los años 20 y 30 o cuando se inició la guerra en 1939; algunos, combatientes o fallecidos en la Guerra Civil española; y otros, miembros del grupo de Justicia y Libertad, como su futuro marido, Leone Ginzburg, fallecido en la cárcel de Roma el 5 de febrero de 1944.
Dejando atrás los años del fascismo, en la posguerra “todos creían ser poetas, y todos pensaban ser políticos. Después de tantos años en que pareció que el mundo había quedado enmudecido, petrificado, y en que la realidad había sido observada como desde el otro lado de un cristal, en una vítrea, cristalina y muda inmovilidad, todos imaginaron que se podía y se debía hacer poesía de todo.”