“Un archivero vino con el expediente del depósito y me indicó el asiento que se me había asignado en la sala de lectura. El expediente 84/1 estaba vacío. Solo estaba la cubierta con su nombre y el número, nada más. Entonces se me ocurrió una idea: buscar todo lo que pudiera existir sobre Kathe Lasnik.” Y fruto de esa idea es el libro de Espen Søbye, editado el pasado año por Siruela, que hoy comentamos: Historia de Kathe.
A partir de aquí, el autor inicia una serie de viajes a Estados Unidos, Israel y Suecia para entrevistar a las hermanas de Kathe y sus compañeros y amigos de colegio e instituto, y trazar tanto la historia familiar de aquellos judíos emigrados de Vilna, Lituania, y asentados en Kristiania, actual Oslo, en 1908, como la biografía de aquella hija de un oficial de hojalatero y de una obrera de la tabacalera.
Historia de Kathe es un libro sobre la historia familiar de los Lasnik, una biografía sobre Kathe Lasnik, y una historia sobre la deportación de los judíos de Noruega tras el inicio de la invasión alemana de Europa occidental en la aciaga primavera de 1940 y la puesta en marcha de la operación Barbarroja en el verano del año siguiente, cuyo arranque coincidió con la entrega a Kathe Lasnik de su diploma de escolaridad. Es un libro de que se sirve de abundante documentación procedente de archivos, tanto noruegos (Nacional y Municipal de Oslo) como suecos, declaraciones de la renta, expedientes de escolarización, etc… y, como hemos dejado dicho, de entrevistas orales.
Si bien creo que sobran algunos datos (fruto del desempeño del autor como profesional de la Oficina Central de Estadísticas de Noruega), valoro positivamente los epílogos que acompañan al libro. Y termino con una reflexión del autor sobre la memoria, aplicable también a la memoria familiar:
“La memoria puede compararse con una esfera, dentro de la cual los sucesos dan vueltas como particulas de distintos tamaños. Cuando chocan contra la pared interior de la esfera, desaparecen. La memoria son las huellas que las partículas dejan en esa pared. La esfera se llena constantemente de nuevas partículas, que a su vez dejan nuevas marcas. Así se van cambiando las huellas originales, pero eso no significa que el recuerdo original no esté guardado.”